* Entrevista a Laura Gutman
El blog gotas de armonía publica una entrevista muy interesante a Laura Gutman, la cual transcribo:
Cuando eres niño, tu familia te adjudica un papel y así te conviertes en el tonto o el listo; el vago o el empollón; la guapa o la simpática... de la familia.
Y lo sigues siendo toda tu vida. ¿Y si te toca serel vago, el feo y el tonto de la familia?
Tienes un problema, pero no menor que el que deciden que sea el listo, el guapo
y el emprendedor. Porque ni uno ni otro han elegido ese papel y, hasta
que no descubra que representa un personaje que no es él, estará
viviendo una vida que no es la suya.
¿Y descubrirlo es crecer?
Para
crecer tienes que tomar conciencia de ese guión que tu familia
escribió para ti: descubrir el papel que te asignaron y por qué.
Por ejemplo...
Tal vez
la familia necesitaba un mochuelo que cargara con las culpas de todos,
o un cerebrín que les compensara con sus éxitos de cierta marginación
social... Y te tocó a ti serlo. Las razones por las que te asignan un
papel son infinitas, pero lo importante es que las descubras. Sólo
cuando lo hagas podrás empezar a ser tú mismo.
¿Y si sigo viviendo tan tranquilo?
Estarás condenado a repetir las pautas y los valores que te dio tu familia. Tal vez nunca entres en conflicto con ellos,
porque es más cómodo representar el papel que te asignaron que vivir
tu propia vida. Si tu familia era rica, conservadora y biempensante y
tú jamás te planteaste dejar de serlo, serás un hijo obediente, pero...
¿serás tú?
¿Y si me hago monje zen?
De algún modo –al revelarte– sin saberlo estarás viviendo su guión, no el tuyo: lo estarás cumpliendo, aunque sea al revés.
No veo a tanta gente atormentada.
Hasta que un día entran en crisis. Y entonces todos queremos una solución rápida.
¿La hay?
Si
llevas 20, 30, 40, 50, 60 años viviendo una vida que no es la tuya, no
esperes descubrirlo y reconstruirte en diez minutos. Tienes que
comprenderte a ti mismo.
¿Cómo?
Los
caminos son muchos y cada uno elige el suyo: psicoanálisis,
constelaciones familiares, meditación o simplemente aprender a
autoanalizarse... Cualquier método de introspección puede ayudarnos a
descubrir y después reescribir el guión de nuestras vidas.
Me alegro de que no venda una receta.
Ni
siquiera creo descubrir nada. Lo que yo digo es tan antiguo como la
humanidad, pero por eso mismo se ha vuelto tan actual olvidarlo:
conócete a ti mismo.
¿Por qué lo olvidamos tan fácilmente?
Porque
así eludimos responsabilidad: es más cómodo pensar que la causa de
nuestros problemas siempre es externa. Lo que te pasa siempre es culpa
del trabajo, de tu pareja, de tus padres, de tus hijos... cuando, si
tienes cuarenta años, lo cierto es que llevas cuarenta años montando ese
problema que te estalla ahora. Tu vida es un puzle que has construido
contigo atrapado dentro. Tienes que entender cómo lo armaste para
aprender a salir de él.
De nuevo: ¿cómo?
La
mayoría de nosotros no tenemos una mirada global sobre nuestra propia
construcción psíquica. Vemos nuestra vida como una obra de veinte
actores en que cada uno repite como un loro su guión sin escuchar a los
demás. Para empezar, debes dejar deempeñarte en tener siempre la razón y empezar a preocuparte por tener la verdad.
¿Qué me sugiere?
Bájate
del escenario de la vida para ver qué papel haces en ella y lo que se
organiza a su alrededor. Y para bajarte, encuentra a alguien que te
diga lo que no quieres oír. ¡Eso es muy fácil! No me refiero a tus
enemigos, sino a un amigo que te diga la verdad, porque el enemigo te dirá cosas que no te gustan pero que no siempre son ciertas; el amigo te dirá cosas ciertas, aunque no siempre te gusten.
¿Por dónde empezamos?
Pon en perspectiva: admite que ni tú ni tus problemas son tan importantes.
¿Por qué no empieza usted misma?
Yo
me quedé embarazada y fui madre sin quererlo, sin que mi identidad
fuera la maternidad. De repente, me di cuenta de que tenía un niño que
requería toda mi persona y no sólo el trocito de madre que le quedaba a
él después de haberme realizado en todo lo demás: profesional, mujer
atractiva, intelectual, mujer con vida social...
¿Y cómo lo solucionó?
No hay soluciones, sólo hay verdades y mentiras. La verdad es que mi hijo había nacido para ser el centro de mi vida, pero él percibía que no lo era y llamaba la atención sobre eso portándose mal.
¿Eso acaba en trauma de por vida?
No
sólo de por vida, también de generación en generación: si usted no
aprende a amar del amor de sus padres, ¿dónde va a aprender cómo dárselo
a sus hijos? ¿Cómo cortar ese encadenamiento de desamparos?
¿...?
De
nuevo, con conciencia. Tienes que descubrir que lo que viviste de niño
es diferente de lo que crees que viviste o te han hecho creer que
viviste...
¡Y volvemos al principio!
Porque
nuestros recuerdos son los que nos han dado y no lo que en verdad
sucedió. Pero eso no es sólo un drama, también es una oportunidad. Es un
trabajo emocionante el que tenemos por delante hasta descubrirlos y
así descubrirnos.
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