A
Brazos es un grupo de apoyo a la lactancia materna y a otra forma de criar a
nuestros hijos, basándonos en el contacto continuo, el respeto por ellos y por
sus tiempos, por las diferencias individuales y por el continuo crecimiento
como padres y como personas.
Aquí
encontrarás información, apoyo, y sobre todo, un grupo de madres y padres
dispuestas a echarte una mano, a darte ese abrazo que necesitas, o ese apoyo
que muchas veces no encontramos por pensar diferente. Madres que nos sentimos
como te sientes tú, que también atravesamos los mismos problemas y que optamos
por una crianza diferente, por una crianzza basada en la satisfacción plena de
las necesidades del bebé, en el contacto continuo, la lactancia materna
prolongada a demanda, el colecho, el respeto por las niñas y niños, el disfrute
de la crianza.
Luchamos
también porque se respeten los derechos de la madre y el bebé durante el
embarazo, el parto y el postparto inmediato, sin separaciones ni traumas, para
que mamá y bebé puedan vincularse adecuadamente, evitándose así problemas
posteriores.
·
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venir a nuestras reuniones presenciales (consulta el apartado reuniones) o
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Cómo empezó todo
por Nati
Hoy tengo ganas de escribir, así que os voy a contar mi visión del comienzo de A Brazos:
Cuando yo fui madre, como la mayoría de las madres modernas, me dediqué a buscar información sobre los bebés, el parto, la lactancia.... Yo estaba, por aquel entonces, formándome como matrona, así que, en teoría, tenía un acceso fácil a la información. Se formó un grupo de lactancia en la comarca y empece a acudir a las reuniones. Cuando nació mi bebé, había estudiado mucho sobre el tema, pero... tachán!!! Llegó la realidad y era todo muy diferente a lo que yo había pensado e idealizado. Me encontré con un bebé que lloraba y lloraba, yo con grietas y dolor al amamantarlo, no dormía toda la noche, sólo quería estar en el colo.... así que pensé que tenía un bebé "defectuoso", que no cumplía con los cánones de la sociedad moderna. La gente me decía cosas como: "Eso es que tu leche no le alimenta", o "Déjalo llorar que se expanden los pulmones", o "Te ha cogido la aguja de marear y te toma el pelo". Pero yo no quería eso, no quería ver sufrir a mi hijo ni darle biberón. SEntía una enorme soledad. Nadie me comprendía. A ratos estaba enfadada: "Por qué mi bebé no quería ir en el carrito, por qué no dormía"?Y culpa: ¿En qué había fallado yo?
Hoy tengo ganas de escribir, así que os voy a contar mi visión del comienzo de A Brazos:
Cuando yo fui madre, como la mayoría de las madres modernas, me dediqué a buscar información sobre los bebés, el parto, la lactancia.... Yo estaba, por aquel entonces, formándome como matrona, así que, en teoría, tenía un acceso fácil a la información. Se formó un grupo de lactancia en la comarca y empece a acudir a las reuniones. Cuando nació mi bebé, había estudiado mucho sobre el tema, pero... tachán!!! Llegó la realidad y era todo muy diferente a lo que yo había pensado e idealizado. Me encontré con un bebé que lloraba y lloraba, yo con grietas y dolor al amamantarlo, no dormía toda la noche, sólo quería estar en el colo.... así que pensé que tenía un bebé "defectuoso", que no cumplía con los cánones de la sociedad moderna. La gente me decía cosas como: "Eso es que tu leche no le alimenta", o "Déjalo llorar que se expanden los pulmones", o "Te ha cogido la aguja de marear y te toma el pelo". Pero yo no quería eso, no quería ver sufrir a mi hijo ni darle biberón. SEntía una enorme soledad. Nadie me comprendía. A ratos estaba enfadada: "Por qué mi bebé no quería ir en el carrito, por qué no dormía"?Y culpa: ¿En qué había fallado yo?
Conseguí la lactancia materna gracias a mi tesón, al apoyo
de mi pareja y al calor del grupo de lactancia. Lo demás seguía igual. Pero
entonces, tropecé mágicamente con un libro que me cambió la vida en todos los
aspectos. empecé a leer otro tipo de cosas, una información a la que (no sé por
qué) es más difícil acceder, y a escuchar a mi bebé y a mí misma. Bueno,
sí sé por qué es más difícil acceder: porque las madres somos unas grandes
consumidoras para los mercados, y si creemos en nosotras y en nuestro poder
para amamantar y criar a nuestros hijos, dejamos de consumir; de consumir leche
artificial, biberones, tetinas, chupetes, sillitas, hamacas, peluches que
arrullan, columpios, cámaras y escuchas,serones, minicunas, prepara biberones,
y un sinfín de productos más que significan cada año millones de euros para el
mercado del bebé.
Descubrí que los niños no sólo quieren, sino que necesitan
el contacto continuo con su madre, que nadie pide lo que no necesita, y no sólo
eso, sino también que la madre, cuando es capaz de trascender los
convencionalismos sociales, necesita lo mismo que el bebé, es decir, tiempos
lentos, contacto, un nacimiento digo, un embarazo vivido con plenitud....
Varias madres del grupo de lactancia comenzamos a pensar igual, y nació en
nosotras un interés tremendo por difundir aquello y ayudar a otras madres que
pudiesen estar pasando por lo mismo. La idea era crear un grupo de apoyo,
similar a los de lactancia, pero que englobara todo aquello que nos podía
preocupar o interesar con respecto a la maternidad.
Como pasa muchas veces, al mismo tiempo nos llegó esa
oportunidad. La concejalía de Ferrol buscaba alguien que quisiese un grupo de
apoyo a la lactancia y contactaron conmigo como profesional de la maternidad.
Así que en enero de 2009 comenzamos a reunirnos como grupo en la Casa da
Muller, en Ferrol. Nuestras reuniones eran, y siguen siendo, de estructura
sencilla: Se presenta un tema y a continuación se abre un debate. Cada una
pregunta lo que le interesa. No hay censura. Se habla de todo, crudamente. Unas
nos apoyamos en las otras. Cuando una mujer tiene una duda, otra ya ha pasado por
ella y la ha solucionado. Esa es la fuerza del grupo. Abogamos por un embarazo
consciente, vivido sin miedos, aprendiendo a comunicarnos con nuestro bebé
desde ese momento, un parto respetado y menos medicalizado, gozoso y sin miedo
y una crianza basada en la pronta respuesta a las necesidades del bebé,
respetando nuestro continuum filogenético, llevándolos pegados a nuestros
cuerpos día y noche hasta que adquieren la capacidad de desplazarse, respetando
sus ritmos y peculiaridades. Tal y como venimos todos diseñados. Y tal y como
reconoce, ya por fin, la neurociencia moderna, que es mucho más beneficioso
para los bebés y futuros adultos. Todo lo que nosotras practicamos, desde el
instinto está abalado por cada vez más estudios científicos. Hay pruebas irrefutables
de que los bebés que crecen en el apego son adultos más confiados, más
sociables, con menor tendencia a la depresión y a la ansiedad (lo que también
disminuye la rentabilidad para las farmacéuticas). También sabemos que los
acontecimientos que rodean al embarazo, parto y 2 primeros años, marcan
drásticamente el carácter del adulto, así que tenemos una responsabilidad
importante en cuanto a los adultos que creamos. Nos hemos dado cuenta de que
todo fluye si lo dejamos. Es fácil y difícil a la vez, pues supone romper
muchas barreras sociales que están de moda hace relativamente poco tiempo. Pero
el caso es que cien años de modernidad han borrado totalmente el resto de
millones de años anteriores de hacer así.
Miércoles 12 de Octubre de 2011